Un bosque de caligrafía para expresar ideas y sentimientos

Publicado el: 29/07/2016 / Leido: 10693 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0

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Un bosque de caligrafía para expresar ideas y sentimientos

En el Palais de Glace.

”Takara” presenta obras del artista japonés Hamano Ryuho. Se trata de piezas en tinta de este arte milenario; dan cuenta de la belleza y la complejidad de la escritura japonesa.

 

 

 

 

“Takara” (“Tesoro” en japonés) es un poema antiguo de Yamanoue no Okura (660-773) incluido en el "Manyoshu" (un poemario colectivo a veces escrito por autores anónimos, perteneciente a los siglos VII y VIII). Pero “Takanara” es también la muestra que el maestro calígrafo y artista Hamano Ryuho expone ahora en el Palais de Glace. Semejante a un gran bosque de gestos de diversos tamaños creados en tinta, la exposición está compuesta por una gran obra sobre papel de 12 piezas y 30 metros de largo, una instalación de cilindros escritos, otra sección dedicada a los poemas del antiguo Manyoshu -la recopilación de waka (la poesía más más antigua de Japón) mencionada anteriormente-; y sin embargo la entrada a la exposición es una obra de cilindros llamada “17 nombres”: representan a las 17 personas de ascendencia japonesa (“nikkei”) desaparecidas durante la dictadura en nuestro país. “Es mi forma de rendirles homenaje”, comenta Ryuho. “Cuando un calígrafo escribe sus nombres, no es sólo la letra lo que expresa sino también el sentimiento hacia aquello que está escribiendo.” Nacido en 1960 en Fukui (Japón), Ryuho es especialista en un tipo de arte milenario, llamado shodo o el camino de la escritura (sho, caligrafía, do, camino), “un tipo de arte que se está perdiendo”, agrega el calígrafo. Comenta que fue discípulo de Fukuse Gaki, y que también estudió en China la creación de sellos Tenkoku (en Oriente, especialmente en China, el tallado de los sellos es considerado un arte tradicional junto con la poesía, la pintura y la caligrafía). Ryuho explica luego que practica la caligrafía desde que tenía 5 años, “es decir, hace alrededor de cincuenta”, comenta sonriendo.

Más tarde agrega: “Las personas ahora utilizan los teclados de las computadoras para escribir, todo en el mundo pareciera ser digital; hasta los niños pequeños en las escuelas escriben a través de teclados. Pero si escribís ‘te amo’ con la computadora”, sigue diciendo, “aún cuando lo hagas con todo tu sentimiento, se ve siempre igual. En cambio, cuando está escrito de puño y letra es diferente, porque muestra parte del carácter de esa persona”.

Intentar comprender la escritura japonesa es algo complejo: los silabarios (libros o carteles con sílabas sueltas que se utilizan para enseñar a leer) japoneses se basan en la escritura china. ¿Pero por qué? La especificidad del origen de la escritura de Japón sigue, aún hoy en día, siendo un misterio, aunque se sabe que, o importada o llegada a esa isla oriental través del Budismo, alrededor del siglo III la escritura china se mezcló con el idioma japonés (que hasta entonces era completamente oral). Es interesante notar que los símbolos japoneses Kana son lo más parecido a un alfabeto, y que en cambio los símbolos Kanji tienen un significado propio y pueden comprenderse de diversas maneras (porque están relacionados con los ideogramas, es decir, con el dibujo o expresión en un símbolo de una idea escrita). En la exposición de Ryuho la presencia de Kanjis es importante, sobre todo en la obra principal, esa pieza de 30 metros de largo que comprende los 1360 apellidos de los primeros nikkei llegados a la Argentina (según registros oficiales del año 1968).

Por otra parte –y esto es interesante, ya que en el Palais de Glace, durante el tiempo que dura la exposición se van a estar dictando cursos de caligrafía japonesa para adultos y para niños- el dibujo de las líneas de los caracteres del shodo tiene muchas características especiales, como por ejemplo, las líneas siempre deben comenzar a dibujarse por el lado izquierdo; hay un determinado orden para delinearlas, y una determinada concentración, que hacen que nunca chorreen; y a veces una sola línea puede tener mucha complejidad en sí misma, como por ejemplo, contener el concepto de “comienzo-final-comienzo-final” en varios momentos.

En Japón, para poder leer y escribir total y efectivamente deben aprenderse actualmente tres sistemas de escritura, el Hiragana, el Katakana (los dos derivados del Kana) y el Kanji. También existe el Romaji, relacionado con el alfabeto latino. Los caracteres Kanji son de origen chino; contienen en sí sonido y significado. También podrían comprenderse como pictogramas o como ideogramas. Los caracteres Hiragana son redondeados; y en cambio los Katakana son estilizados y de trazos más agresivos. Todos pueden observarse en la exposición: a veces, en las cédulas explicativas colocadas al costado de cada obra, coexisten varios de estos sistemas. Una de ellas dice, citando al “Manyoshu” y traduciendo la obra de Ryuho: “Pensamos que las cosas nuevas son mejores. Pero envejecer es un hecho maravilloso”.

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