RELACIÓN ARCHIVO - ARQUITECTURA

Publicado el: 31/08/2024 / Leido: 2260 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0

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RELACIÓN ARCHIVO - ARQUITECTURA

Desde un punto ideológico[1], tanto el Archivero como el Arquitecto tienen que afrontar un dilema; “el enfrentamiento se da entre los dos polos: cambio y permanencia. Cambio es el fruto de la ciencia, de la técnica y de la producción industrial, se presenta el grado menor, y en contraste con la permanencia, en las instituciones sociales, políticas y jurídicas, que sienten los efectos de las revoluciones y las guerras de este siglo turbulento, actúa muy limitadamente en las reacciones humanas a nivel; personal y en los sentimientos, las creencias, los prejuicios en los cuales arraiga más la permanencia.

El cambio, es en realidad una cualidad específica del ser humano, que por su conducta creadora, se diferencia de los otros animales y produce la cultura; sin embargo, también necesitamos de la permanencia, que es condición para mantener nuestro equilibrio psíquico el poder contar con respuestas previsibles a nuestros modos de conducta, especialmente en los niveles emotivos y primarios.”[2]

Figura 2. Maqueta de un centro de archivos.

El Archivero conoce claramente cuáles son las necesidades prioritarias de su archivo, el arquitecto conoce las soluciones que permitan satisfacer esas necesidades, debe existir una colaboración estricta entre arquitecto y Archivero. “Los métodos preventivos afectan al

entorno del objeto. Procuran para él un hábitat idóneo que le ponga, en la medida de lo posible, a salvo de incidencias degradantes, manteniendo su integridad química y física: su permanencia y durabilidad. La eficacia de una política preventiva está en razón directa del conocimiento de las características del objeto, de las causas que producen su patología y en el empleo de materiales y medios técnicos que eviten esta última.”[3]

Sin embargo, debemos pensar en el dualismo que se presenta y que no es simple, con el riesgo de que no siempre de resultado esa colaboración mutua, considerando que el Archivero suele tener exigencias idealistas y desconoce la problemática de las instalaciones que quiere crear o reformar, como contrapunto, el arquitecto suele tener ideas preconcebidas que quiere imponer a pesar de la posición del Archivero.

Otro aspecto que se debe considerar dentro de esta relación, humana y profesional, es que ambos pueden encontrarse sobrecargados de trabajo, descuidando mantener contacto permanente, sobre todo cuando se trazan los planos, compartiendo opiniones para mejorar el proyecto. Este descuido puede ser conflictivo con perjuicio para el archivo, por lo tanto, es mejor concertar el arbitraje de la autoridad superior.

Todo lo concerniente a la construcción y arreglo de la estructura edilicia es responsabilidad del arquitecto, quien está actualizado de los últimos adelantos de su materia, por lo tanto es responsable de los defectos existentes de la construcción, de proponer soluciones, de indicar al Archivero sobre las dificultades que puedan presentar su plan. Sobre todo considerando que la necesidad primordial de los archivos en la actualidad, aparte de la permanencia, es el contar con espacio suficiente. Una buena exposición de esta necesidad, puede partir de hacer notar el carácter orgánico y vivo de un archivo, que crece y se expande a un ritmo que le es propio, hará que el Arquitecto comprenda las necesidades primordiales del archivo. Un buen profesional hará un análisis exhaustivo de estos aspectos antes de elaborar su toma de partido. “El fin de la arquitectura, como el de toda disciplina universitaria, es la satisfacción profunda de las necesidades de la gente.

No se trata de hacer lo que el cliente pide (...) sino lo que el cliente quiere. No lo que el arquitecto quiere, insisto, sino lo que el cliente quiere”[4] Lo cual hace énfasis en la captación de las necesidades y condicionamientos reales a priori.

La constante vigilancia de los trabajos, tanto por el Archivero como el Arquitecto, observando la marcha de obra, evitará errores y malentendidos. Es un aspecto importante el que ambos profesionales tomen conocimiento sobre la terminología propia de sus campos de acción, así como también de los conceptos básicos de sus objetos de estudio.

En efecto podemos advertir en el curso de los trabajos ligeros errores sean en omisiones o detalles que pueden solucionarse o remediar mientras dure la construcción o reciclado, pero que podrían convertirse en irreparables y costosos una vez terminada la labor o los trabajos de edificación.

 

 

 


[1] Se da un amplio estudio sobre el tema de las ideologías en El Acto Proyectual de los Archivos. Arévalo Jordán, Víctor Hugo. Ensayo. 1996. Santa Fe. Argentina. N de E.

[2] TEDESCHI, Enrico. Teoria de la arquitectura, Nueva Visión. Buenos Aires. 1984, pp. 311 p. 25

[3] Crespo, Carmen... ídem.

[4]LIVINGSTON, Rodolfo Arq.: Las modas pasan... las casas quedan. Revista Casa Nueva Buenos Aires, 1989. p.9

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