Shakespeare necesita mecanógrafos para que transcriban sus manuscritos

Publicado el: 24/02/2017 / Leido: 31772 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0

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Por EDUARDO BRAVO

¿Te interesa Shakespeare y su época? ¿Te gustan los libros antiguos? ¿Qué tal se te da escribir con el ordenador? Si respondiste afirmativamente a estas tres preguntas, entonces el proyecto Shakespeare’s world está hecho para ti.

La Folger Shakespeare Library de Washington, la Universidad de Oxford y elOxford English Dictionary han puesto en marcha un proyecto colaborativo en el que se invita a aquellos que lo deseen a transcribir miles de manuscritos realizados entre los años 1564 y 1616.

Cuando en 2106 se cumplió el cuarto centenario de la muerte de Shakespeare, esas instituciones pensaron que sería una buena idea conocer algo más, no tanto del bardo inglés, sino del mundo en que creó sus obras. ¿Cómo se vivía en el siglo XVI? ¿Cómo se trabajaba? ¿Qué alimentos conformaban la dieta? ¿Cuáles eran los temas de cotilleo? ¿Cuáles eran las diversiones, además del acudir al teatro en The Globe?

Mucha de esa información no está en los libros de historia, en las crónicas oficiales o en los códices, sino en los documentos cotidianos. Desde cartas privadas a recetas de cocina. Sin embargo los grandes archivos no suelen digitalizar documentos aparentemente tan insignificantes. Cuando lo hacen, es complicado trabajar con ellos. Al ser manuscritos, no se pueden hacer búsquedas de palabras clave, lugares, personajes o temas porque el ordenador es incapaz de reconocer los caracteres.

Era imprescindible transcribir todos esos textos y guardarlos en archivos informáticos, para lo cual se puso en marcha Shakespeare’s World: el proyecto de paleografía en el que cualquiera puede colaborar.

La paleografía es el estudio e interpretación de los documentos manuscritos. Como todo estudio sistematizado o científico, debe seguir unos criterios. Entre ellos está replicar el documento original de la manera más fiel posible cuando sea necesario hacer una copia del mismo. En otras palabras, hay que respetar la ortografía y la puntuación.

«Debes resistir la tentación de modernizar la ortografía de las palabras o añadir criterios de puntuación modernos», advierten los responsables de Shakespeare’s World, que también piden a sus colaboradores que describan los dibujos, gráficos, sellos o cualquier otra marca que pueda aparecer en el documento. Por último, hay que destacar aquellas palabras o términos que resulten raros o desconocidos.

Este punto relacionado con la lexicografía es otra de las finalidades de Shakespeare’s World y es ahí donde entra en juego el Oxford English Dictionary. A través de esta iniciativa se intenta averiguar qué palabras han caído en desuso, cuáles han cambiado su sentido o qué términos respondían a cuestiones puramente coyunturales o a modismos. Algo así como explicarle a un investigador de dentro de cuatrocientos años que estudia una carta del siglo XX lo que significa «torpedo pecadorl» o cuál es la raíz etimológica de «condemor».

Una de las particularidades de Shakespeare’s World es que la fiabilidad de la transcripción no se deja únicamente en manos de una persona. Son varios los voluntarios que transcriben un mismo documento. Una vez acabado y antes de ser archivado, se verifica. Un algoritmo compara todos esos textos y si hay dudas sobre si una letra es una u o una v, se decantará hacia una u otra solución en virtud de la percepción o comentarios realizados por los que trabajaron en ese texto.

Hasta el momento se han verificado alrededor de 300 documentos. Una cantidad que se espera ascienda considerablemente en los dos próximos años, plazo de duración estimada del proyecto.

Además, se ampliarán los temas de los manuscritos a otros más allá de las recetas y las cartas que se están transcribiendo ahora. Por ejemplo, documentos legales, miscelánea e incluso textos literarios. Quién sabe si Shakespeare’s World sacará a la luz un libro hasta ahora desconocido por no entender bien la letra de su autor.

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¿Te interesa Shakespeare y su época? ¿Te gustan los libros antiguos? ¿Qué tal se te da escribir con el ordenador? Si respondiste afirmativamente a estas tres preguntas, entonces el proyecto Shakespeare’s world está hecho para ti.

La Folger Shakespeare Library de Washington, la Universidad de Oxford y elOxford English Dictionary han puesto en marcha un proyecto colaborativo en el que se invita a aquellos que lo deseen a transcribir miles de manuscritos realizados entre los años 1564 y 1616.

Cuando en 2106 se cumplió el cuarto centenario de la muerte de Shakespeare, esas instituciones pensaron que sería una buena idea conocer algo más, no tanto del bardo inglés, sino del mundo en que creó sus obras. ¿Cómo se vivía en el siglo XVI? ¿Cómo se trabajaba? ¿Qué alimentos conformaban la dieta? ¿Cuáles eran los temas de cotilleo? ¿Cuáles eran las diversiones, además del acudir al teatro en The Globe?

Mucha de esa información no está en los libros de historia, en las crónicas oficiales o en los códices, sino en los documentos cotidianos. Desde cartas privadas a recetas de cocina. Sin embargo los grandes archivos no suelen digitalizar documentos aparentemente tan insignificantes. Cuando lo hacen, es complicado trabajar con ellos. Al ser manuscritos, no se pueden hacer búsquedas de palabras clave, lugares, personajes o temas porque el ordenador es incapaz de reconocer los caracteres.

Era imprescindible transcribir todos esos textos y guardarlos en archivos informáticos, para lo cual se puso en marcha Shakespeare’s World: el proyecto de paleografía en el que cualquiera puede colaborar.

La paleografía es el estudio e interpretación de los documentos manuscritos. Como todo estudio sistematizado o científico, debe seguir unos criterios. Entre ellos está replicar el documento original de la manera más fiel posible cuando sea necesario hacer una copia del mismo. En otras palabras, hay que respetar la ortografía y la puntuación.

«Debes resistir la tentación de modernizar la ortografía de las palabras o añadir criterios de puntuación modernos», advierten los responsables de Shakespeare’s World, que también piden a sus colaboradores que describan los dibujos, gráficos, sellos o cualquier otra marca que pueda aparecer en el documento. Por último, hay que destacar aquellas palabras o términos que resulten raros o desconocidos.

Este punto relacionado con la lexicografía es otra de las finalidades de Shakespeare’s World y es ahí donde entra en juego el Oxford English Dictionary. A través de esta iniciativa se intenta averiguar qué palabras han caído en desuso, cuáles han cambiado su sentido o qué términos respondían a cuestiones puramente coyunturales o a modismos. Algo así como explicarle a un investigador de dentro de cuatrocientos años que estudia una carta del siglo XX lo que significa «torpedo pecadorl» o cuál es la raíz etimológica de «condemor».

Una de las particularidades de Shakespeare’s World es que la fiabilidad de la transcripción no se deja únicamente en manos de una persona. Son varios los voluntarios que transcriben un mismo documento. Una vez acabado y antes de ser archivado, se verifica. Un algoritmo compara todos esos textos y si hay dudas sobre si una letra es una u o una v, se decantará hacia una u otra solución en virtud de la percepción o comentarios realizados por los que trabajaron en ese texto.

Hasta el momento se han verificado alrededor de 300 documentos. Una cantidad que se espera ascienda considerablemente en los dos próximos años, plazo de duración estimada del proyecto.

Además, se ampliarán los temas de los manuscritos a otros más allá de las recetas y las cartas que se están transcribiendo ahora. Por ejemplo, documentos legales, miscelánea e incluso textos literarios. Quién sabe si Shakespeare’s World sacará a la luz un libro hasta ahora desconocido por no entender bien la letra de su autor.

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Publicado el: 24/02/2017 / Leido: 31772 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0

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