Publicado el: 13/01/2008 / Leido: 15374 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0
Estado de los fondos y accesibilidad
Lic. Marcos Gabriel VanziniAsesor de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Argentina (CONFAR)
Antes de entrar de lleno en el tema de la presentación, permítaseme un pequeño cuadro de referencia que ayude a clarificar el lugar desde el cual asumimos el rescate de la Memoria de la Vida Religiosa en Argentina.
En el Plan Trienal 2004-2007 elaborado y presentado por el Consejo General de CONFAR del año 2003, se propuso como uno de lo ejes temáticos a trabajar: la humanización de nuestra vida, y dice como justificación que:
"Deseamos una Vida Religiosa artesana de si misma, que se encuentre bebiendo de su propio pozo pero abierta a recibir agua generosa de otros pozos, preñada de esperanza, dispuesta a transitar caminos nuevos y conscientes de que para transitarlos hay que hacer procesos" [1]
Podemos enmarcar las tareas realizadas en la recuperación de la memoria histórica de la Vida Religiosa, en este proceso de"beber del propio pozo", haciendo presente la vida, entregas, luchas e intentos de tantas mujeres y varones que precedieron en el camino. Pero una memoria que quiera aportar al proceso de humanización, tiene que intentar ser integradora de todas y todos. Por eso debe de prestar el servicio de rescatar del anonimato a las personas que pusieron su vida en la construcción de un proyecto que nos trasciende. Como bien nos suplicaba Julius Fucik desde la prisión donde el régimen nazi lo había confinado:
"Solo pido una cosa: los que sobrevivan a esta época no olviden. No olviden ni a los buenos ni a los malos. Reúnan con paciencia testimonios sobre los que han caído por sí y por ustedes. Un día, el hoy pertenecerá al pasado y se hablará de una gran época y de los héroes anónimos que han hecho historia. Quisiera que todo el mundo supiese que no ha habido héroes anónimos. Eran personas con su nombre, su rostro, sus anhelos y sus esperanzas y el dolor del último de los últimos, no ha sido menor que el del primero cuyo nombre perdura"[2]
Quizás el intentar una mirada de la Historia de la Iglesia"desde el abajo" de sus consagradas y consagrados, enriquecería los matices de la investigación, y respondería a la necesidad de priorizar lo humano de todo este camino recorrido. Muchos de los archivos congregacionales tienen la característica de preservar los documentos personales de cada uno de sus integrantes. Por eso se nos abre a los investigadores la posibilidad de mirar el proceso histórico no solo desde la conducción eclesial sino más bien desde la vida del pueblo de Dios, en esa especie de bisagra existencial, entre la jerarquía episcopal y los fieles, que son los consagrados y las consagradas. Pero los creyentes sabemos que en los avatares de la humana existencia, es el mismo Dios el que va escribiendo la historia y el que va pasando por el mundo. Como decía tan bellamente Pablo VI:
"Es Cristo quien obra en el tiempo y que escribe, ciertamente Ól, su historia, de manera que los trozos sueltos de los papeles que nosotros componemos son ecos y huellas del paso de la Iglesia, mejor dicho, del paso por el mundo del Señor Jesús. Y he aquí que, entonces, el tener admiración por estos papeles, por los documentos, por los archivos, quiere decir, como consecuencia, participar en el culto de Cristo, tener el sentido de la Iglesia, darnos a nosotros mismos y dar a quien vendrá, la historia del paso, es decir, del transitus Domini por el mundo".[3]
Por eso hemos hecho una opción por una Historia hecha con todo el rigor y seriedad metodológica, pero desde la mirada del que prioriza lo humano y en ello intenta descubrir el obrar de Dios.
Los archivos que presentamos guardan en su seno un material fundamental sin el cual no podría entenderse e interpretarse con una mirada mas integradora, no solo el desarrollo de algunos aspectos puntuales, como la educación o la asistencia hospitalaria en nuestro país, sino incluso la generación socio-cultural misma de regiones enteras, como por ejemplo la que constituyen la zona patagónica. En primer lugar presentaremos los fondos documentales de algunos archivos salesianos y luego el de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Argentina.
El padre Guillermo Furlong, escribe en 1971 un breve opúsculo sobre algunos historiadores salesianos. En su reflexión nos recuerda que si bien todos los hombres en general, hacen la historia cotidianamente, solo algunos, muy pocos, la conservan en forma escrita:
"A todos los hombres les es dado hacer la historia y les es dado escribir la historia, pero de facto, si todos la hacen, pocos la escriben. ["¦] Pero son las instituciones, gracias a su continuidad a través de los años las que, en gran forma, han contribuido a hacer la historia y han contribuido igualmente a escribir la historia, aunque algunas, habiendo sido extraordinarias en hacer la historia, han sido remisas o negligentes, tal vez excesivamente humildes, para escribir la historia que habían hecho. ["¦] Muy otro fue el proceder de los Jesuitas, quienes desde el primer momento, si con la una mano hacían la historia, con la otra la escribían, o dejaban documentos para que otros la escribieran; y fue también el caso de los Hijos de Don Bosco".[4]
Furlong no hace más que expresar el fruto de su constatación al enfrentarse al inmenso valor documental que encierran los archivos de la familia salesiana en nuestro país. La costumbre de dejar por escrito los diversos pasos que se van dando en cada obra y la tradición archivística tiene su origen en la mismísima praxis de Don Bosco. Además de ser él mismo, alguien que generaba gran cantidad de documentación, sobre todo a través de la correspondencia fluida que tenia tanto con sus hijos como con diversas personas del ámbito eclesial y social, también enseñó con su ejemplo y sus normas concretas, a preservar todas esas fuentes de forma cuidadosa.[5] En el primer capitulo general de los salesianos, de 1877, a solo tres años de ser aprobadas definitivamente las constituciones, Don Bosco manifestó abiertamente:
"Entre nosotros se trabaja mucho, se hacen muchas cosas, pero no conservamos memoria de las cosas que se hacen ["¦]. Ahora nos damos cuenta que, habiendo sido aprobadas definitivamente la Congregación, debemos fijar normas para quien vendrá después de nosotros. Ver que nosotros hemos actuado en una forma más bien que en otra y que la cosa ha resultado, les indicará el camino que deben recorrer. ["¦] por lo tanto creo necesario que cada director piense y estudie la forma más oportuna, pero que todos hagan una monografía de su colegio y esta monografía sea continuada cada año por el director que en ese momento se halle en el colegio ["¦] Cada tres años además, todas las casas envían copia de sus anales al archivo general".[6]
Desde el comienzo de la misión americana, de la cual el 14 de diciembre, se cumplirán 130 años, los misioneros salesianos fueron generando diversos tipos de documentos. Así hoy en los archivos encontramos gran cantidad de relaciones, crónicas de las casas, diarios de excursiones misioneras, libros de anotaciones geográficas, de botánica y fauna patagónica, registros de la acción sacramental, de la obra educativa y de promoción social. En efecto, era costumbre que los misioneros salesianos fueran dejando por escrito sus vivencias, muchas veces redactadas in situ, en forma de diario, relación, informe o carta; alguno de estos eran publicadas en el Boletín Salesiano de tal manera que toda la familia conociera la realidad que vivían estos hombres y mujeres, y descubrieran la obra de extensión del reino de Dios en tierras tan lejanas. También ocupa un lugar importantísimo, el caudal del epistolario de los protagonistas de la misión. Además son de inmenso valor las memorias escritas por varios de los primeros misionero, redactadas como respuesta, no a una intención mayormente personal de dejar testimonios, sino más bien a la obediencia a los superiores inspectoriales que solicitaban ese trabajo, especialmente en los años de la vejez de esos hombres y mujeres.
Los primeros organizadores de estos archivos históricos fueron los escritores salesianos Pascual Paesa, en Bahía Blanca, y Juan Belza, en la casa inspectorial del barrio de Almagro (Bs As). De esa manera responden, en sus respectivas jurisdicciones a la invitación que hiciera el, en ese entonces, Rector Mayor Salesiano, Don Renato Ziggiotti, en su visita a las casas de Argentina en el año 1956. Ambos sacerdotes han dejado como legado no solo el haber recopilado, recogido, buscado y encontrado casa por casa, todo este inmenso tesoro documental, sino también el haber redactado importantes obras que testimonian el profundo conocimiento de la dimensión del valor testimonial resguardado en estos archivos. Podemos decir que no se puede conocer, estudiar, ni entender la historia y la vida de la iglesia en la Patagonia, sin acercarse de forma intensa a estos lugares donde se custodia la memoria.
En el encontramos fundamentalmente las fuentes históricas de la presencia de los hijos de Don Bosco en la Argentina desde su llegada, en diciembre de 1875, a la Iglesia "Mater Misericordiae", en el barrio de Congreso (Cap. Fed.) y al colegio que le ofreció la comunidad de la ciudad de San Nicolás (Pcia. de Buenos Aires). El rápido desarrollo de las iniciativas apostólicas, se vio reflejada un una buena cantidad de obras que se fueron multiplicando a lo largo de los años y del territorio argentino.
En este archivo podemos encontrar los documentos de las fundaciones que pertenecen actualmente a la jurisdicción de la Inspectoría, como también lo de aquellas obras que en el momento de su creación formaban parte de esta, o estaban en intima dependencia. Así, por ejemplo hallamos testimonios de los primeros pasos dados por los salesianos en Uruguay, Paraguay, Perú, Ecuador, etc.
También y debido a la forma como se fue dividiendo la jurisdicción de las inspectorías, encontramos en este archivo, los documentos referidos a las obras realizadas en lo que perteneció a la Prefectura Apostólica, a cargo de Monseñor José Fagnano. Esta comprendía las actuales provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, y la parte insular del sur de Chile e Islas Malvinas.
El material del archivo esta separado de la siguiente forma:
El Archivo cuenta también con Películas, Diapositivas y Grabaciones, muchas de estas de gran valor histórico, pero que necesitan una adecuada clasificación y la aplicación de técnicas de preservación. Ha comenzado un lento proceso de reordenamiento del material documental, con la intención de actualizar y mejorar los inventarios, necesarios estos para la concreción de la Guía correspondiente.
El ACS se ubica en la sede Inspectorial (Don Bosco 4002" Capital Federal), y puede ser consultado libremente de lunes a viernes de 9 a 12 y de 15 a 18 hs.
Este Archivo, agrupa un inmenso fondo documental, en su mayoría inédito, donde se testimonian la obra de la evangelización realizada en lo que fue el Vicariato Apostólico a cargo de Monseñor Juan Cagliero, el cual se extendía desde el sur de La Pampa y Buenos Aires, hasta las actuales provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. El padre salesiano Pascual Paesa, que tuvo a su cargo la recolección y organización de los documentos, optó por una forma diversa de ordenamiento. Agrupó el material documental por su tipología interna, respetando en algunos casos el lugar de origen y en otros el redactor o emisor del documento. Así el archivo se divide en:
Existe en el Archivo material documental del periodo 1880 a 1920, sin clasificar e inventariar. Sobre todo me refiero a los documentos del Vicariato Apostólico. Aquí habría que hacer un minucioso trabajo de reconstrucción del orden original, o sea tratar de descubrir como y de que forma se archivaba la documentación. Reconstruido en lo posible ese orden, se clasificaría la documentación, incorporándola al AHMSP, como otra parte más de la Serie o Colección anteriormente citada.
También se esta constituyendo lo que se llamarían el Archivo Historiográfico de la Patagonia Septentrional Salesiana, con documentación posterior a 1935. Este necesita de una sistematización definitiva, de igual modo que el archivo Fotográfico y Audiovisual.
El AHMSP esta ubicado en la sede Inspectorial (Vieytes 150" Bahía Blanca). Para poder consultarlo, es preferible concertar una cita con el padre Valentín Rebok, director del archivo (0291-4533906).
Por iniciativa de Pío XII, se celebra en Bs As, del 3 al 11 de Marzo de 1954, el CONGRESO DE LOS ESTADOS DE PERFECCIÓN de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. La finalidad de este evento, se dirigía a las propuestas de adaptación de la Vida Religiosa que ya había comenzado a plantear el Papa, con congresos similares en otras regiones del mundo.
A partir de la celebración de este congreso comienza lo que se denomina actualmente, el camino intercongregacional, que aúna las búsquedas y los esfuerzos pastorales de las religiosas y los religiosos de nuestro país, a lo largo de los últimos 50 años. Desde lo institucional, este camino se fue plasmando en cuanto a los religiosos, en la Conferencia de Superiores Mayores de Argentina, mas conocida como la CAR; la vida religiosa femenina se coordinó en la Conferencia de Superioras Mayores de Argentina (COSMARAS), la que a partir de los años 70, por el cambio de estatutos, paso a denominarse Conferencia de Religiosas de Argentina (CONFER). En el año 1997 ambas instancias se fusionan denominándose Conferencia de Religiosas y Religiosos de Argentina (CONFAR).
Ambas conferencia contaron desde un comienzo con sendos archivos donde se iba conservando, los testimonios escritos de las iniciativas comunes de las Juntas Directivas, de los distintos departamentos o comisiones que funcionaron, la correspondencia de la secretaria ejecutiva, los libros contables, etc. Es importante señalar que en estos archivos no se encuentra lo referido a la historia de cada congregación religiosa que ha llegado a nuestro país, sino lo que corresponde a las instancias intercongregacionales, o sea, a la acción, reflexión y caminar de la Vida Religiosa en Argentina actuando en conjunto.
En el año 2004 comenzaron las celebraciones jubilares por el 50 aniversario de la CONFAR. Esto motivo desde la Vida Religiosa un proceso, lento pero afianzado, de recuperación de la memoria histórica. Por tanto las autoridades de la CONFAR ven la necesidad de plantearse la reorganización del material archivístico, tanto documental, como fotográfico, visual y sonoro, y la constitución del Archivo Histórico. En estos momentos estamos en elaboración del proyecto a realizar para darle una organicidad definitiva, ya que no la tiene, o si la tuvo en algún momento, se perdió.
Fondos documentales. Lo primero que tenemos que señalar que el Archivo Histórico de CONFAR, es la suma de varios archivos, ya que ambas conferencias lo poseían por separado, y a partir del año 1997 paso a conformar uno solo. Este distinto origen de la documentación ya genera de por si un primera clasificación. Provisoriamente le daríamos la calificación de Serie. Por tanto la identificación y depósito documental seria el siguiente:
A primera vista se puede observar que existen algunos "baches" documentales, aunque no son numerosos. Debido a las características y desarrollo que tuvieron las conferencias, la documentación de ambas sufrió algunos traslados y mudanzas, lo que afecto la integridad del fondo documental. Parte del proyecto de conformación del Archivo Histórico de CONFAR, estará destinado al intento de recuperar la integridad de ese fondo y su organización primera.
Por último, quisiera clarificar en que medida esta documentación es importante para el estudio y la interpretación de la Historia de la Iglesia en Argentina en estos últimos 50 años. Por las características que la Vida Religiosa ha adquirido en la estructura eclesial en nuestro país, en la documentación que testimonia su camino intercongregacional, podemos encontrar reflejada los distintos procesos políticos, culturales, sociales y religiosos que nuestro pueblo a recorrido. En especial, la documentación de la Vida Religiosa nos refleja la vida de los más pobres, en medio de los cuales desde los tiempos de la renovación conciliar, los consagrados y consagradas volcaron mucho de sus esfuerzos humanos, espirituales y materiales. La inserción de la Vida Religiosa en medio de los pobres, fue y es un de los elementos que a la Iglesia toda, y en especial a su estructura más jerárquica, ha marcado rumbos, animado opciones y fortalecido memorias. Las estructuras intercongregacionales a escala mundial, latinoamericana y nacional, han favorecido muchas veces, un lugar de "vanguardia" en la percepción de los conflictos, en la reflexión de la realidad, en la búsqueda de caminos más englobantes. Obviamente este proceso se da, como en todo caminar humano, en medio de tensiones que muchas veces animaron a los cambios y otras tantas los debilitaron.
Por todo esto, tenemos la esperanza que la organización definitiva del Archivo Histórico de la CONFAR, sea un aporte más para las investigadoras y los investigadores, que quieran profundizar en el estudio y la reflexión de una Historia de la Iglesia en Argentina, que sea mas totalizante e integre a los distintos protagonistas que la fueron y la van construyendo.
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[1] CONFAR. Tras un sueño que se hace camino, encuentro y horizonte"¦ Plan Trienal 2004-2007. CONFAR. Buenos Aires, 2004. p 4.
[2] FUČIK, Julius. Reportaje al pie de la horca. Ediciones Akal. Madrid, 1985. p 51.
[3] PABLO VI. Alocución"Gli Archivisti Ecclesiastici" (26 de setiembre de 1963).
[4] FURLONG, G. Los salesianos que hacen y escriben la historia. Biblioteca Popular José M. Estrada. Bernal, 1971. p 1.
[5] Un ejemplo de esto lo encontramos en uno de sus primeros escritos, un "Reglamento para los Oratorios Festivos", compuesto entre 1847 y 1852, manuscrito que se conserva en el Archivio Salesiano Centrale (ASC) de Roma. Todo el capitulo IX esta dedicado al archivero y el capitulo X al bibliotecario. Para toda esta parte Cf. MOTTO, F. Una política de los bienes culturales en la familia salesiana. El caso de los archivos de interés histórico, ponencia pronunciada en el Seminario latinoamericano del ACSSA (Associazione Cultori Storia Salesiana), Montevideo, 8-11 de febrero de 2002.
[6] ASC D 578, Conferencia 14a, 13 de setiembre de 1877, pp. 178-180.
[7] Las actas de las asambleas anteriores a 1973 se encuentran consignadas en los Libros de actas de la Junta directiva.
[8] La "Unión Argentina de Religiosas Hospitalarias", fue la institución pionera en el trabajo intercongregacional, ya que se constituyó 4 años antes del Congreso de los Estados de Perfección. A partir de 1954, pasa a ser una Comisión especifica de COSMARAS.
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