Publicado el: 30/09/2024 / Leido: 3232 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0
Disposiciones arquitecturales: Cuando mayor es la cantidad de luz sobre los documentos es más acentuado el efecto nocivo. La protección de documentos puede ser asegurada de dos maneras. Reduciendo la cantidad de luz solar que ingresa a los depósitos, filtrándola y eliminar las radiaciones nocivas. El control de acceso de luz se da a través del estudio de las aberturas, y podemos numerar como dispositivos de oscurecimiento, seguridad y aislamiento térmico, hidráulico y acústico como los más corrientes a: Postigos, Postigones. Parasoles, Cortinas de enrollar, Cortina tipo americana, Cortinas giraban, Rejas.
Protección contra insectos: bastidores con tela metálica galvanizada.
Seguridad de las aberturas: Herrajes: de movimiento: bisagras, fichas, pomelas y pivotes; de accionamiento: manijones, manijas balancín, pomos, y designaciones según sea la empuñadura, de retención: pasadores, cierres hidráulicos, cierres electrónicos.[1]
Reducción de la cantidad de luz solar: Una solución radical consiste en depósitos totalmente oscuros, ésta solución no es posible, aun contando con un sistema de aire acondicionado, presentaría el inconveniente, los rayos solares tienen un rol germicida muy importante. Las salas de conservación deben recibir una cierta cantidad de luz solar, cuidadosamente calculada, nuevamente recurrimos a la experiencia que nos indica que no debe superarse de una iluminación de 5 lux en los pasillos de circulación y 2.5 al nivel de las estantería. (Lux es equivalente a un lumen por metro cuadrado). Es decir, a la
Figura 29. Reducción de Luz Solar |
Iluminación producida por una bujía en la superficie de un metro (Lx), estas cifras son cómodas con el funcionamiento de los servicios de la sala de conservación, considerando que los depósitos no son locales de trabajo sino de conservación. Para obtener resultados óptimos, la solución simple consiste en reducir la superficie vitral. La disposición de las ventanas con relación a las estanterías juega igualmente un papel importante, debe evitarse totalmente que los rayos solares caigan directamente sobre los estantes, conviene colocar ventanas en el eje de las estanterías mismas. |
Los parasoles quebrantan los rayos solares, impidiendo que la luz se proyecte directamente sobre las estanterías, pueden estar integrados a la construcción de hormigón o aluminio dispuestas oblicuamente adelante de las ventanas.
Filtro de la luz solar: Cuando la superficie vidriada no puede ser reducida, como en los edificios antiguos, cuyas ventanas son grandes y no se puede dañar la estética de la fachada, se emplean cortinas, telones, postigos, etc. pero estos son paliativos cuya eficacia depende o está sujeta a las precauciones que se tiene de cerrar y abrir, es muy a menudo imposible de cumplir de manera regular.
Mucho más eficaz es remplazar los vidrios ordinarios de las ventanas por otros susceptibles de filtrar los rayos más nocivos y de no dejar penetrar sino los rayos de una longitud de onda superior a los 460 milimicrones, hasta ahora, el vidrio amarillo al sulfuro de cadmio dio resultados satisfactorios.
Generalidades
Las medidas de seguridad, de orden interior y de prevención de incendio, son afines y hasta cierto punto inseparables. El objeto principal de cada una de ellas, son orientadas a la protección de la salud y los bienes.
Seguridad: Uno de los primeros aspectos a tomar en cuenta en todo servicio de depósito es relativo a la seguridad. Los edificios y bienes contenidos, se protegen en proporción adecuada al valor que representan. Los tipos de Sala de Conservación varían desde los de pequeño volumen hasta los que constituyen Sala de Conservación de Archivo inmensos, es obvio que las medidas de seguridad habrán de variar también en consecuencia.
Custodia. Según el objeto de la Sala de Conservación habrá que recurrir a guardias veladores o algún sistema automático de alarma. En donde las circunstancias lo exijan pueden establecerse arreglos con los funcionarios de la policía local para la vigilancia por medio de patrullas o de oficiales de policía en sus ronda.
Sustracción. La sustracción puede reducirse a un mínimo mediante la adopción de las siguientes medidas:
.- Selección y empleo exclusivo de personal calificado y responsable.
.- Además de los documentos que hay que depositar regularmente, algunos documentos que son más susceptibles de sustracción, requieren protección especial.
.- Si un anaquel se quiebra, se procede inmediatamente, ordenando el contenido del mismo o traspasar a un sector que ofrezca seguridad local. Documentos sueltos no deben depositarse en piezas abiertas en el área de la Sala de Conservación.
.- El empleo de encargados especiales de vigilancia, a los fines de intimidación de transgresores eventuales y de pronta acción disciplinaria, reducirá con seguridad el volumen material de las sustracciones.
.- Conversaciones periódicas con el conjunto de personal encaminadas a solicitar la cooperación del mismo en la eliminación de sustracciones serán así mismo provechosas.
PRÁCTICAS CORRIENTES DE ORDEN INTERIOR
Importancia de un orden adecuado y eficiente: Se admite universalmente que un buen orden interior constituye un requisito esencial de la explotación eficiente y económica del servicio de la Sala de Conservación.
La dirección de la misma es responsable por lo que hace a dicho orden. No puede esperarse, que el interés desplegado por los empleados sea mayor que el que corresponde a la Dirección y los Archiveros directamente responsables del buen funcionamiento de la Sala de Conservación. Algunas de las ventajas principales que cabe esperar de la aplicación de medidas de buen orden interior son los siguientes:
a.- Ahorro de espacio, equipo, documentos auxiliares, tiempo y esfuerzo.
b.- Protección de los documentos.
c.- Eliminación de accidentes e incendios.
d.- Moral aumentada del personal.
Un orden interior deficiente revela por lo general negligencia y falta de interés. En muchos casos dicha falta tiene su origen en una supervisión inadecuada y en incapacidad en mantener las normas de orden más elementales. A los fines de máxima eficiencia, de prestigio de la empresa y moralidad del personal, los principios de buen orden han de mantenerse en las Salas de Conservación estrictamente en todo momento.
Operaciones diarias: Una norma fundamental de buen orden es la limpieza, debe considerarse como parte de la operación misma y debe llevarse a cabo en forma progresiva, más que en períodos determinados.
En otros términos, el tiempo indicado para la eliminación de basura, desperdicios, etc., es lo más pronto posible no permitiendo su acumulación. Esto es esencial, puesto que un orden deficiente retarda el ritmo y la eficacia del servicio. Pero al mismo tiempo tiende manifiestamente a relajar la disciplina del personal.
El sistema consistente en realizar el orden interior conjuntamente con las operaciones diarias no elimina la necesidad de inspeccionar y limpiar sistemáticamente toda la Sala de Conservación, y paulatinamente, todos los documentos.
Se recomienda en particular la observancia de las siguientes prácticas:
ð Mantenimiento de baños y lavabos higiénicos.
ð Separación y adecuada clasificación de desperdicios y documentos de desecho aprovechables, en espera de su disposición definitiva. Si fuera posible debiera organizarse un servicio sistemático para la disposición de semejantes documentos, con objeto de evitar que se vayan acumulando. Los desperdicios no aprovechables, basura, etc., deben eliminarse diariamente.
ð Recogida y ubicación inmediata de instrumentos utilizados durante la jornada.
ð Aseo periódico de las vías de acceso, parque de estacionamiento y otras áreas exteriores a la Sala de Conservación, siempre que dicha limpieza corresponda al mismo.
ð Mantenimiento de luz, ventilación y calefacción adecuadas a buenas condiciones de trabajo.
ð Iniciación inmediata, siempre que sea necesaria, de los trabajos de reparación y conservación de los servicios y la ejecución inmediata de las medidas encaminadas a asegurar que el equipo, las dependencias del edificio, etc., se mantengan en condiciones de trabajo. Esto comprende la inspección y la reparación periódica de rutina de todo el equipo, así como medidas preventivas tendientes a cerciorarse que el equipo se encuentra limpio y en condiciones de servir en cualquier momento.
ð Depósito adecuado de los documentos en áreas apropiadas, colocados sobre anaqueles, y ordenados en forma sistemática con vista a la estabilidad, el acceso y fácil identificación. Esto comprende la acción periódica de sacudir el polvo en los documentos, en anaqueles y en las cajas archiveras, generando una protección especial de documentos sujetos a deterioro por causa de suciedad o polvo.
PISOS DE LA SALA DE CONSERVACIÓN
Aplicación de silicato de sosa. Los pisos se limpian a fondo, eliminando polvo y desperdicios mediante barrido con escoba. Si es necesario se moja el piso con un trapo y se deja secar. Se mezcla y se remueve completamente dos partes de agua caliente y una parte de silicato de sosa. Se aplica al piso de concreto, libre de materias extrañas, vertiendo sobre el mismo una cuarta parte del líquido aproximadamente; se emplea una escoba para esparcir la solución en forma regular. Se elimina acumulaciones de líquido en cualquier lugar, de modo que éste pueda secar uniformemente, sin volverse blanco ni cristalizar.
Los pisos han de tener dos o tres capas antes que el ojo pueda descubrir el polvo a simple vista; sin embargo, la primera aplicación rellena de hecho todos los poros y grietas del piso de cemento.
No se trate de mezclar la solución indicada en proporción mayor de dos partes de agua por una de sosa, puesto que en tal caso no penetrará en el concreto y tenderá a hacerse blanca o a cristalizar. Puede aplicarse cualquier número de placas.
Se sugiere que una vez aplicada la primera capa, cuando el polvo y la basura se forman sobre el suelo, se apliquen las segunda y tercera en vez de barrer. Las manchas de aceite y agua del suelo se volverán blancas.
En igual forma el agua vertida sobre el suelo después de la aplicación asumirá un color de yeso. Pero a la aplicación siguiente dicho color desaparecerá por completo.
Aplicación de fluosilicato. Antes de tratarlo hay que limpiar el piso a fondo, eliminando el polvo y la basura suelta mediante un buen barrido.
En caso necesario se humedece el suelo con un trapo y se deja secar. Al preparar la solución para el tratamiento de la las superficies de concreto, se disuelve 1 kilo de fluosilicato de magnesio y ¼ kilo de fluosilicato de cinc cristalino en 5 litros de agua.
Se emplea un recipiente de vidrio o madera. Se aplica la solución sobre el piso y se esparce uniformemente por el área que se trata de limpiar. El personal dedicado a dicha tarea debe estar provisto de botas de hule o de protección para los zapatos.
El tratamiento consta de tres aplicaciones de la solución, cada una de las cuales se deja secar durante 24 horas antes de proceder a la siguiente.
Para la primera y segunda aplicaciones, se diluye 2½ litros de solución con 2½ litros de agua y se aplica a razón de 5 litros por cada 30 metros cuadrados. En la aplicación final se usa la aplicación al 100%.
Una vez que se haya dejado secar la última capa por espacio de 24 horas, se remueve cualquier remanente de solución mediante barrido. Si se considera que se requiere una limpieza ulterior, se emplea un trapo con agua limpia.
Inspección semanal de la Sala de Conservación. Con objeto de asegurarse que las prácticas de buen orden se llevan a cabo, se designa a una persona calificada de la dirección, responsable para que se practique una inspección a fondo de la Sala de Conservación, por lo menos una vez por semana.
La designación no debe recaer en el encargado responsable del servicio de la Sala de Conservación.
El objeto de dichas inspecciones consiste en determinar cualquier deficiencia eventual en la observación de las prácticas de buen orden interior.
El fuego es considerado como el peor enemigo de los archivos, la mayor parte de las grandes destrucciones de archivos mencionados en la historia, han sido consecuencia de incendios. Las precauciones más severas deben ser aplicadas en este aspecto. El peligro de un incendio es menor en los depósitos modernos construidos con material incombustible, que en los antiguos donde los pisos y ventanas eran de madera y la iluminación era posible a precio de graves riesgos. Las precauciones a tomar contra el peligro de incendio son diferentes según se trate de un edificio antiguo y uno moderno.
Es necesario prescribir medidas generales de prevención y protección contra el fuego, aplicados a la Sala de Conservación.
Las prácticas normalizadas tienden a un establecimiento de una práctica uniforme, que se considera necesaria para la protección adecuada de los documentos y la continuidad del servicio, sin interrupción debida al fuego.
El personal de la Sala de Conservación tiene el mismo grado de responsabilidad para realizar el control adecuado para evitar accidentes ígneos. Cuando existe estado de conciencia contra el fuego, y se adoptan medidas precautorias adecuadas, rara vez se producen incendios.
Con objeto de asegurar la adopción de medidas en caso de emergencia, se requiere un conocimiento adecuado de la reglamentación y del equipo contra el fuego, de aplicación en cada caso, así como el establecimiento de un plan de acción inteligentemente preparado y la ejecución periódica de ejercicios practicados con vistas a emergencias eventuales.
Por medio de un plan contra incendios formulado de antemano, de modos de acción escritos, de entrenamiento, de avisos visibles y demostraciones y ejercicios periódicos, el personal adquirirá plena conciencia de la importancia de su propio sentido de responsabilidad por lo que hace al fuego.
Cada empleado de la Sala de Conservación ha de saber lo que ha de hacer para eliminar las condiciones susceptibles de provocar incendios y lo que debe hacer si alguno llega de todos modos a producirse. Dicho conocimiento comprende en particular:
ð Conocimiento general de las reglamentaciones locales sobre prevención y control de incendios,
ð Del equipo contra el fuego instalado en el edificio, su situación exacta y manera de emplearlo.
ð Conocimiento de la rutina de la Sala de Conservación y de orden interior y de cualquier peligro especial que puedan presentar en caso de incendio.
ð Cómo identificar y trasmitir rápidamente la alarma contra fuego al detectarse un incendio.
ð Cómo servirse de los extintores en primera intención.
ð El lugar que ha de ocupar según el plan de evacuación o, en su caso, en la organización auxiliar contra incendios.
ð En dónde se permite fumar en el interior del edificio y cuales áreas llevan aparejada la “prohibición de fumar”, con fines de seguridad.
El incendio en un archivo tiene más probabilidades de producirse en los locales de trabajo, donde se encuentran las principales causas posibles de incendio; en los depósitos, las causas de incendio son esencialmente cortos circuitos y negligencia del personal.
Clasificación de incendios. A fin de entender el manejo de los extintores disponibles para los distintos tipos de fuego, es necesario tener algún conocimiento de la teoría del fuego y de los métodos generales de extinción.
La teoría del fuego suele ilustrarse corrientemente mediante un triángulo de tres elementos, los cuales existen para que pueda producirse el fuego. Un ángulo del dicho triángulo representa el combustible o alimento, otro el calor suficiente, y el tercero, aire suficiente (oxígeno) para alimentar la combustión.
La función de extintor en la supresión y el control de fuegos incipientes consiste en la eliminación de uno o dos lado del triángulo que representa respectivamente el calor y el oxígeno. En realidad los fuegos pueden controlarse en algunas ocasiones mediante alejamiento del “alimento”, pero esto se practica por lo general a mano y no requiere por lo tanto el empleo del extintor.
El fuego presenta caracteres distintos y requiere métodos de extinción diversos, generalmente se los clasifica:
1. Clase “A”. Comprende fuegos de documentos combustibles ordinarios, como madera, papel, textiles, desperdicios, etc., en que los efectos extintores y refrescantes del agua, o de soluciones con grandes cantidades de agua, bastan a eliminar el lado “calor” del triángulo hasta un punto inferior a la temperatura de ignición, extinguiendo en esta forma el incendio.
2. Clase “B”. Comprende incendios de aceites, grasas y otros documentos similares inflamables, en que el empleo de cobertores es esencial en cuanto a la eliminación del lado “aire” (oxígeno) del triángulo.
3. Clase “C”. Los incendios de ésta clase son por lo regular aquellos que comportan equipo eléctrico o aparatos movidos por la electricidad y en los que el empleo de agentes extintores no conductores no reviste importancia fundamental.
La primera medida de protección consiste en aislar tanto como sea posible los depósitos de los locales de trabajo. Impidiendo la comunicación del fuego entre sectores del edificio. Los documentos más valiosos pueden ser conservados en caja fuerte o cámara fuerte. La lucha contra el incendio se sitúa sobre tres aspectos:
è prevención,
è detección
è extinción.
La prevención del fuego: Las precauciones para impedir que el fuego se produzca en una Sala de Conservación, presentan dos aspectos:
J arquitectural
L reglamentaria.
Desde el punto de vista arquitectural, la construcción debe estar hecha con material anticombustible y el equipamiento de los depósitos debe ser óptimo. Cuando se trata de edificios antiguos, conviene revestir todo con productos anticombustibles, las instalaciones eléctricas deben ser hechas exclusivamente por tubos metálicos conforme a las reglas de seguridad para evitar la extensión de un incendio, las salas no deben tener una gran superficie.
Cuando se quiere construir una Sala de Conservación conviene dividir las salas por medio de tabiques, cada una de las salas así delimitadas no exceda de los 200 m2. Algunos arquitectos dividen los depósitos en células aisladas, solución adecuada.
Conviene no olvidar la instalación de pararrayos, un buen número de siniestros son provocados por los rayos, esta instalación debe ser hecha por una empresa especializada, el pararrayos debe estar regularmente mantenido y verificado, a falta de lo cual correría el riesgo de transformarse en más peligroso que útil.
Detección del fuego: Todo archivo de cierta importancia debe estar dotado de un sistema de detección automática. El precio elevado que demanda esta instalación, es compensado por la utilidad que presenta. El fuego que se declara en una Sala, puede permanecer un tiempo ignorado, basta que su desarrollo no permita que el personal pueda ingresar para sofocarlo y toma proporciones que su extinción se hace difícil. Los sistemas de detección automática se pueden clasificar en tres categorías:
C por elevación de temperatura,
C por humos y gases
C por las llamas.
Detección automática por elevación de temperatura: Cuando está por producirse fuego, la temperatura experimenta una elevación sensible, desprendiendo humo y gases de combustión, los sistemas de detección que son puestos en funcionamiento por el humo y los gases de combustión. Estos sistemas son los más apropiados para los archivos, son de dos clases:
C detectores a célula fotoeléctrica
C detectores a radiación.
Los detectores a célula fotoeléctrica emiten una corriente variable según el flujo luminoso recibido, el humo hace variar esos flujos luminosos y provocan en consecuencia la puesta en funcionamiento de la alarma.
Los detectores a radiación se componen de una cámara cónica cuyo aire se convierte en conductor por una masa muy pequeña de Materia Radioactiva, la introducción del humo y gases de combustión, cambian la conductividad del aire en la cámara, provocando la alarma.
Son detectores de extrema sensibilidad, pueden activarse por el humo y gases ingresados del exterior por una abertura mal cerrada. El humo de un cigarrillo puede provocar su puesta en funcionamiento. Este exceso de sensibilidad constituye una ventaja, por la perfecta seguridad general que brinda.
En algunos archivos, la alarma se pone en funcionamiento automáticamente, en el puesto de auxilio de los bomberos, provoca la cerradura automática de las puertas, que se pueden abrir desde adentro cuando una persona se encuentra encerrada en la sala donde se produce el incendio.
En los archivos importantes existe un cuadro de señalización donde aparece la localización del foco, debe estar colocado en un lugar muy visible, entrada a salas de trabajo, etc. ejercicios periódicos deben permitir verificar el estado del funcionamiento de la Instalación.
Extinción del fuego: Importa señalar que los métodos tradicionales de extinción del fuego pueden ser peligrosos para los documentos de archivo, la experiencia nos enseña que en el pasado los archivos han sufrido más daños por el agua derramada que por el fuego mismo, contrariamente esta experiencia ha conducido a los archiveros a cometer la imprudencia de no llamar a los bomberos desde el comienzo del incendio, esto es un grave error, cualquiera que fuera el inconveniente que pueda resultar para los archivos, los métodos de extinción practicado por los bomberos es de su competencia.
Brigada auxiliar contra el fuego. Cuando el presupuesto es benigno, constituye una excelente medida organizar con el personal de las Salas de Conservación una brigada auxiliar contra el fuego.
Los requisitos básicos de organización consisten en la distribución de un plano de las salas y de todo el edificio, señalando la posición detallada de los equipos extintores, aberturas selladas y de salida, de emergencia, etc., y en practicar simulacros ocasionales, demostraciones y conferencias periódicas.
Sobre la base de dichos elementos cada miembro del personal de archivos se debe familiarizar con los detalles del plan contra incendios, con la localización del equipo extintor disponible, con las zonas de peligro y los métodos de extinción de incendios.
Una vez dada la señal de alarma y advertido el servicio local contra incendios, el personal del archivo que compone la brigada auxiliar, debe entrar inmediatamente en acción desalojando los recintos, cerrando puertas o abriendo, según las necesidades y tratar de extinguir el incendio si está en sus posibilidades o bien, retardar la acción del fuego hasta la llegada de los bomberos.
Dominio del fuego mediante extintores de emergencia. La extinción y el dominio de fuegos incipientes no requiere por lo general el empleo de un equipo costoso. Son los extintores portátiles destinados a combatir el fuego en su etapa inicial.
Los extinguidores apropiados para no dañar los papeles son los de polvo seco a base de bicarbonato de Sodio o de Potasio. Los extinguidores de Anhídrido Carbónico y de agua pulverizada es recomendable para lugares de trabajo y que no perjudiquen a los documentos. Se debe tener en cuenta que los extinguidores tienen más efecto limitado, como medio de primera acción.
Empleo del tipo adecuado de extintor. Los extintores han de escogerse y distribuirse conforme a la clase particular de fuego o peligro que se consideran. Todos los extintores aprobados lleva marcado de fábrica indicando la clase de incendios para los que están provistos, así como el número de unidades del mismo que constituye una unidad de protección de emergencia.
Los tipos básicos de extintores generalmente empleados en los depósitos de Archivos, (con exclusión el tipo de tanque de bomba de agua) son como sigue:
C Extintor de incendios de clase “A”, de ácido sosa.
C Extintor de espuma de incendios de clase “B”, de grasas y líquidos inflamables. Efectivo también contra los fuegos ordinarios de Clase “A”, incendios de madera y basura. Los extintores de espuma ordinarios no deben de emplearse en incendios provocados por alcohol o acetona, toda vez que dicho tipo de fuego requiere el empleo de un tipo de extintor de espuma especial.
C Extintor de cartucho y de agua contra incendios de Clase “A”.
C Extintor de dióxido de carbono contra fuegos de Clase “C”. Utilizable también contra fuego de líquidos y grasas inflamables en recipientes.
C Extintor líquido de vaporización (tetracloruro de carbono) contra fuegos de Clases “B” y “C”. Aplicable en particular en incendios de equipo industrial, automóvil y camión.
C Extintor de tipo seco contra incendios de Clases “B” y “C”.
Los extintores de ácido-soda, cartucho de gas y agua, y de espuma, no deben de emplearse en los fuegos de Clase “C” de material eléctrico, toda vez que el agua contenida en el extintor es un elemento conductor.
Distribución de extintores de emergencia: La distribución y los tipos de extintores en una Sala de Conservación con o sin sistema de rociador deben ser conformes a los siguientes requisitos mínimos:
Áreas de Sala de Conservación general. En las áreas de la Sala de Conservación destinadas al deposito de materias combustibles ordinarias, la distribución de los extintores debe ser de una unidad cada 100 metros cuadrados del área considerada. Deben disponerse del tal modo que la unidad pueda alcanzarse desde los 25 metros de distancia desde cualquier punto del área.
Los tipos de extintores estándar que se recomiendan para el área de la Sala de Conservación general sobre todo en las áreas de calefacción no sujetas a enfriamiento, el tipo ácido soda.
El tipo de tanque de bomba de agua no se considera por lo regular, como sustituto adecuado de los tipos anteriores, el agua puede producir tanto o más daño que el fuergo sobre los documentos. Lógicamente si el fuego está fuera de control, el empleo del agua será absolutamente necesario.
El extintor de tetracloruro de carbono se recomienda asimismo en casos de incendio incipiente en el que se hallen implicados equipos eléctricos o aparatos accionados por medio de electricidad dentro de la Sala de Conservación. Sin embargo durante y después del uso de dicho tipo de extintor, debe procederse con sumo cuidado, sobre todo en locales chicos o áreas cerradas, debido a los gases tóxicos que emite.
Colocación de los extintores: Por lo general los extintores deben colocarse cerca de los lugares de peligro previsto, pero de todos modos no tan cerca que puedan resultar dañados o quedar aislados en caso de incendio.
Allí donde documentos inflamables se hallan depositados en locales o espacios cerrados, la colocación de los extintores y el acceso a los mismos revisten mayor importancia.
En tales casos una unidad extintora por lo menos debe colocarse al exterior del recinto, en previsión que no pueda penetrarse al interior del mismo.
En las áreas de la Sala de Conservación se aconseja una distribución uniforme de los extintores, en forma que se los pueda hallar fácilmente aún en la oscuridad o cuando el humo no permita verlos. Una buena práctica consiste en la colocación de los extintores a lo largo de los corredores principales, o cerca de las grandes puertas hacia el exterior o de las puertas contra fuego.
La distribución adecuada y la uniformidad de colocación resultan difíciles de conseguir en Salas de Conservación con una disposición tal que las columnas y pilares se encuentran ocultas y rodeadas por los documentos archivados. En tales casos, en los que las distancia entre columnas son relativamente pequeñas, pueden montarse los extintores en las columnas mismas, a condición sin embargo que se mantengan pasillos de por lo menos 50 centímetros de ancho y que la colocación de los extintores se marque o ilustre en forma muy visible.
Donde no resulta posible montar los extintores en lugar visible se instalan carteles susceptibles de atraer y dirigir la atención hacia los extintores.
Conservación de los extintores de emergencia: La prueba y recarga de los extintores se consideran como requisitos mínimos a completar en cada caso, de conformidad con las condiciones locales. Para facilitar la inspección esmerada y la conservación de todos los extintores, debe disponerse en todo momento de un plano en la que pueda verse la situación exacta de cada uno de ellos en la Sala de Conservación.
Inspección semanal: La inspección semanal de las distintas áreas de las Salas de Conservación a los fines de prevención de incendios debe incluir un examen visual de todos los extintores, orientado a cerciorarse que están en sus respectivos lugares, que los acceso a los mismos es fácil y que se hallan en buen estado.
Inspección mensual: Todos los extintores se revisan a fondo por lo menos una vez al mes, examinando cuidadosamente las partes del extintor que se señalan en el cuerpo. La fecha de la inspección mensual debe consignarse en una etiqueta fijada a cada uno de los extintores.
Inspección anual: Todos los extintores han de someterse a una inspección completa y minuciosa por lo menos una vez al año. Para determinados tipos de extintor dicha inspección ha de comprender una prueba efectiva de buen funcionamiento y el rellenado o recargado.
Si el extintor es de los que requieren recargado anual, se somete a prueba descargándolo y volviendo a cargarlo en el curso de esta inspección. Anótese en la etiqueta colgante del extintor las fechas de la inspección anual y del rellenado y recargado.
La instrucción de los empleados en el funcionamiento y el manejo de los extintores puede efectuarse en forma práctica y económica en ocasión de la inspección anual acompañada de descarga y recargado.
Intervención de los bomberos: Todo director o responsable de Archivo, debe cooperar al máximo con el departamento local de bomberos con el fin de obtener el máximo asesoramiento técnico posible.
El servicio de bomberos debe estar informado de la disposición general del edificio, de los documentos depositados, de los riesgos especiales si los hay, así como de los servicios contra incendios instalados en las Salas de Conservación y situación exacta de los mismos.
Es necesario revisar las conexiones de mangueras del sistema de protección contra el fuego de la Sala de Conservación, a fin de asegurarse que el paso de roscas permite el empleo del equipo.
Al detectarse un incendio se da inmediatamente la alarma, avisando al propio tiempo por teléfono o en la forma más rápida al departamento local de bomberos.
Ejercicio de evacuación en caso de fuego: Se establece un plan de evacuación en caso de fuego, practicando periódicamente, con objeto de adiestrar al personal a abandonar rápidamente sus respectivas áreas de trabajo a la señal convenida y a evacuar el edificio apresuradamente, pero sin confusión.
A título de norma general habría que informar de antemano al departamento local contra incendios respecto de la fecha y hora exacta prevista para los ejercicios de evacuación.
Si la práctica de ejercicios periódicos no resulta posible entonces habría que distribuir instrucciones escritas al respecto entre todo el personal.
En los edificios donde las superficie de los depósitos está dividida en varias salas separadas por muros y puertas contra el fuego, debe proveerse una escalera de seguro y un tobogán en cada parte. Los toboganes son útiles no solo en caso del incendio sino también para evacuaciones en caso de guerra y para mudanzas en tiempos de paz.
Por lo general las Salas de Conservación deben estar equipados con sistemas de rociadores automáticos con el consiguiente riesgo de dañar los documentos con el agua. Lógicamente será necesario en todos los sectores, tener anotados:
üEl número del teléfono al que hay que llamar para reportar el fuego.
üSu posición exacta en cuanto a edificio, sección, etc.
Marcas del equipo contra el fuego. En caso de emergencia los individuos se guían más por el instinto o la vista que por razonamientos lógicos, lo que sugiere que todo el equipo extintor, las aberturas de evacuación y todos los demás elementos relacionados con la supresión del fuego se encuentren marcados en forma clara e inconfundible, de tal modo que sea la vista la que sugiera el tipo de acción a adoptar. Es por ello que el color “rojo vivo”, que ya ha sido ampliamente aceptado a tal objeto, debe emplearse como color básico para la ubicación e identificación de los siguientes equipos y aparatos:
Cajas de alarmas
Cajas de mantas contra incendios.
Cubos o baldes.
Extintores, donde se los pueda utilizar.
Los recipientes de extintores de bronce o cobre no deben pintarse.
Bombas contra incendio.
Sirenas.
Carretas de mangueras portátiles.
Hidrantes y tablas indicadoras de válvulas de los sistemas de rociado.
Todos los signos relacionados con la prevención y el control del fuego, las letras deben marcarse en “blanco” sobre fondo “rojo”.
Si los extintores y las mangueras se encuentran montados en las paredes, debe aplicarse un fondo de color “rojo vivo”, en forma de círculo o de cuadrado rodeados de una franja angosta, a condición de que el color de las paredes no sea claro. Si el extintor se halla colgado a alguna columna o poste, habría que aplicar una banda “roja” visible alrededor de los mismos.
[1] CINALLI, Domingo Arq. Cátedra Matrialidad I, Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR
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